martes, 23 de agosto de 2016

Desde la familia podemos

Lo que podemos hacer desde la familia

  • Conocer
Es necesario que conozcamos y entendamos los medios audiovisuales y las tecnologías de la comunicación que consumen y/o pueden llegar a consumir nuestros hijos e hijas. Es imprescindible si realmente queremos educarles en un uso responsable y protegerles de sus riesgos. Esta labor se complica en la adolescencia. En este periodo es natural que tiendan a buscar sus propios espacios, su propia identidad, por eso suelen rechazar las pantallas familiares en pro de las que consideran propias. Debemos entenderlo y respetarlo, aunque sin renunciar a establecer ciertas normas que regulen su uso. No obstante, es fundamental que nos esforcemos en conocer cuáles son esas pantallas que consideran propias, qué buscan en ellas, qué encuentran, cómo funcionan, etc. Además, es positivo que les demostremos que estamos al día. De esta forma les estaremos mostrando que nos interesamos por su mundo. 


  • Proteger
Se trata de aplicar normas y utilizar medios tecnológicos que protejan a los hijos y las hijas de los riesgos vinculados al uso inadecuado de medios audiovisuales y tecnologías de la comunicación. Es importante que esta labor protectora comience en la infancia, con medidas como las siguientes: 
  • Delimitar el número de horas que pueden dedicar a la televisión y al resto de pantallas.
  • Delimitar los horarios. 
  • Evitar que dispongan de televisión u ordenador en su habitación, ya que las posibilidades de supervisión se reducen. 
  • Delimitar la edad a la que pueden disponer de teléfono móvil. 
  • Definir con claridad normas respecto al tipo de programas de televisión que pueden ver o el tipo de páginas web a las que pueden acceder. 
  • Observar la clasificación de los vídeo juegos 2 antes de comprarlos. 
  • Poner filtros en Internet 3. 
En la medida que los hijos y las hijas van creciendo, se deben ir modificando y adaptando las normas. En la adolescencia, cuando irrumpe con especial fuerza la rebeldía, es especialmente importante que las normas sean razonadas y negociadas hasta donde sea posible. Cuando se trata con adolescentes, no debemos olvidar que, en ocasiones, la insistencia en una prohibición no hace más que incrementar el interés por traspasar ese límite que se intenta poner.



  • Educar
Las normas son imprescindibles para proteger a los y las menores. Sin embargo, resultan insuficientes si no logramos paralelamente que aprendan a controlar su propio consumo de televisión y otras pantallas. Realmente, la mejor manera de protegerles (especialmente en la adolescencia) consiste en ayudarles a que comprendan el funcionamiento de estas tecnologías, a que tengan criterio para seleccionar contenidos, para detectar las manipulaciones y otros riesgos, para ser capaces de apagar las pantallas cuando sea oportuno… En definitiva, para que se conviertan en personas que consumen de manera autónoma y responsable. Para ello debemos poner en marcha diversas estrategias educativas. Por ejemplo:

  • Educar a través del propio modelo. Debemos lograr que el modelo que transmitimos (nuestro propio estilo de utilización de la televisión y de otros medios audiovisuales y de comunicación) sea coherente con los objetivos que queremos lograr en nuestros hijos e hijas.
  • Explicarles el sentido de las normas que se aplican en la familia en relación con los medios audiovisuales y las nuevas tecnologías de la comunicación. Aunque se rebelen y protesten contra ellas, seguro que en el fondo entienden que son necesarias.
  • Especialmente en la adolescencia, y como ya hemos comentado, también tiene un gran efecto educativo su participación en la determinación, modificación y/o negociación de las normas.
  • El diálogo. Cualquier espacio de diálogo con el o la adolescente es oro, por breve que sea. Para ello debemos crear oportunidades y prestar atención para aprovecharlas. En relación con las pantallas, el visionado conjunto de un capítulo de su serie favorita, un rato de navegación por Internet o una partida con su vídeo juego preferido, pueden ser momentos clave para: 
  1. Conocer mejor sus opiniones, gustos y reacciones. 
  2. Transmitir nuestras propias opiniones y gustos. Debemos tener cuidado para expresarlas de manera respetuosa. Por otro lado, si las únicas opiniones que transmitimos son críticas con sus gustos, es posible que esto afecte negativamente a la relación educativa. 
  3. Debatir sobre el funcionamiento de las diversas tecnologías, sus aportaciones, sus ventajas, sus inconvenientes y sus riesgos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario